HISTORIA
La gente en la antigüedad aceptaba la restricción de sus libertades, la falta de participación política y la sublevación a la escasa aristocracia siempre y cuando haya pan y techo en sus familias. Con el paso del tiempo la civilización creció y evolucionó, volviéndose exigente e insatisfecha. Súmenle a esto una crisis económica y una cabeza política débil y… Voilá! Tienen su propia Revolución Francesa. Ojo, una vez iniciada hay que saber como seguir…
La
Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos
de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a
otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema
conocido como el Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea
Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en
1799.
Si bien la
organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía constitucional
durante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de
Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final
definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y
en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza
política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema
monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó
con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.
La revolución
fue generada por ilustrados: los escritores del siglo XVIII, filósofos,
politólogos, científicos y economistas, denominados philosophes, y desde 1751
enciclopedistas, contribuyeron a minar las bases del Derecho Divino de los
reyes. La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos
principios se basaban en la razón, la igualdad y la libertad. La
Ilustración había servido de impulso a las Trece Colonias norteamericanas para
la independencia de su metrópolis europea. Tanto la influencia de la
Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de «trampolín»
ideológico para el inicio de la revolución en Francia.
En
términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución: un régimen monárquico que
sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante; el
surgimiento de una clase burguesa que nació siglos atrás y que había alcanzado
un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el
político; el descontento de las clases populares; la expansión de las nuevas
ideas ilustradas; la crisis económica que imperó en Francia tras las malas
cosechas agrícolas y los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo
militar a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Esta intervención
militar se convertiría en arma de doble filo, pues, pese a ganar Francia la
guerra contra Gran Bretaña y resarcirse así de la anterior derrota en la Guerra
de los Siete Años, la hacienda quedó en bancarrota y con una importante deuda
externa. Los problemas fiscales de la monarquía, junto al ejemplo de democracia
del nuevo Estado emancipado precipitaron los acontecimientos.
El 11 de
julio de 1789, el rey Luis XVI, actuando bajo la influencia de los nobles
conservadores al igual que la de su hermano, el Conde D'Artois, despidió al
ministro Necker y ordenó la reconstrucción del Ministerio de Finanzas. Gran
parte del pueblo de París interpretó esta medida como un auto-golpe de la
realeza, y se lanzó a la calle en abierta rebelión. Algunos de los militares se
mantuvieron neutrales, pero otros se unieron al pueblo. El 14 de julio el
pueblo de París respaldó en las calles a sus representantes y, ante el temor de
que las tropas reales los detuvieran, asaltaron la fortaleza de la Bastilla,
símbolo del absolutismo monárquico, pero también punto estratégico del plan de
represión de Luis XVI, pues sus cañones apuntaban a los barrios obreros. Tras
cuatro horas de combate, los insurgentes tomaron la prisión, matando a su
gobernador, el Marqués Bernard de Launay. Si bien sólo cuatro presos fueron
liberados, la Bastilla se convirtió en un potente símbolo de todo lo que
resultaba despreciable en el Antiguo Régimen.
La
Revolución se fue extendiendo por ciudades y pueblos, creándose nuevos
ayuntamientos que no reconocían otra autoridad que la Asamblea Nacional
Constituyente. La insurrección motivada por el descontento popular siguió
extendiéndose por toda Francia. En las áreas rurales, para protestar contra los
privilegios señoriales, se llevaron a cabo actos de quema de títulos sobre
servidumbres, derechos feudales y propiedad de tierras, y varios castillos y
palacios fueron atacados.
En 1971, se
aprobó la primera constitución de Francia. Bajo ella, Francia funcionaría como
una monarquía constitucional. El rey tenía que compartir su poder con la
Asamblea, pero todavía mantenía el poder de veto y la potestad de elegir a sus
ministros. En los primeros meses de funcionamiento de la Asamblea, el rey había
vetado una ley que amenazaba con la condena a muerte a los émigrés, y otra que
exigía al clero prestar juramento de lealtad al Estado. Desacuerdos de este
tipo fueron los que llevaron más adelante a la crisis constitucional.
El 10 de
agosto de 1792, las masas asaltaron el Palacio de las Tullerías, y la Asamblea
Legislativa suspendió las funciones constitucionales del rey. La Asamblea acabó
convocando elecciones con el objetivo de configurar (por sufragio universal) un
nuevo parlamento que recibiría el nombre de Convención. Aumentaba la tensión
política y social en Francia, así como la amenaza militar de las potencias
europeas. El conflicto se planteaba así entre una monarquía constitucional
francesa en camino de convertirse en una democracia republicana, y las
monarquías europeas absolutas. El nuevo parlamento elegido ese año abolió la
monarquía y proclamó la República.
En el
Manifiesto de Brunswick, los Ejércitos Imperiales y de Prusia amenazaron con
invadir Francia si la población se resistía al restablecimiento de la
monarquía. Esto ocasionó que Luis XVI fuera visto como conspirador con los
enemigos de Francia. El 17 de enero de 1793, la Convención condenó al rey a
muerte por una pequeña mayoría, acusándolo de «conspiración contra la libertad
pública y la seguridad general del Estado». El 21 de enero el rey fue
ejecutado, lo cual encendió nuevamente la mecha de la guerra con otros países
europeos.
Pregunta del día: ¿Cuál fue el destino de su la
esposa de Luis XVI María Antonieta?
y la respuesta es...
Su cabeza siguió los pasos de la de su marido Luis XVI y fué guillotinada el 16 de octubre de 1793.
Gracias Pau Usan por tu respuesta y por volver a participar en nuestro blog. Espero sigas investigando!!
Saludos del equipo de Cultura en 10!!
y la respuesta es...
Su cabeza siguió los pasos de la de su marido Luis XVI y fué guillotinada el 16 de octubre de 1793.
Gracias Pau Usan por tu respuesta y por volver a participar en nuestro blog. Espero sigas investigando!!
Saludos del equipo de Cultura en 10!!
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tarde. A investigar!!
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2 comentarios:
Creo que la idea de la primera parte de la presentación del tema no ha variado mucho. Buen aporte
Gracias Luis Bernarno. Creo, como tu, que la historia ha demostrado una y otra vez que hay principios humanos básicos que no cambien con el tiempo. Gracias por participar en nuestro blog. Espero nos sigas y, si no es problema, nos recomiendes a conocidos.
Saludos del equipo de Cultura en 10!
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