miércoles, 11 de septiembre de 2013

San Francisco de Asis: la pobreza como vector de vida

PERSONAJES HISTÓRICOS
 
En una época donde el hambre era el denominador común, un niño nacía y crecía en una familia acomodada. Lo tenía todo, casa, alimento y un porvenir asegurado. Sin embargo, aseguró sentir el llamado de Cristo y con él, decidió dejar todas sus posesiones terrenales para comenzar una cruzada religiosa, donde la ayuda al prójimo y la pobreza eran sus principales vectores. Les presentamos una breve biografía sobre este hombre llamado San Francisco de Asis.

Francisco de Asís es un santo italiano, que fue diácono, fundador de la Orden Franciscana y de una segunda orden conocida como Hermanas Clarisas, ambas surgidas bajo la autoridad de la Iglesia católica en la Edad Media.

Su vida religiosa fue austera y simple, por lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera. Tal forma de vivir no fue aceptada por algunos de los nuevos miembros de la orden mientras ésta crecía; aun así, Francisco no fue reticente a una reorganización. Fue canonizado por la Iglesia Católica en 1228, y su festividad se celebra el 4 de octubre.

Francisco de Asís nació bajo el nombre de Giovanni. Francisco recibió la educación regular de la época, en la que aprendió latín. De joven se caracterizó por su vida despreocupada: no tenía reparos en hacer gastos cuando andaba en compañía de sus amigos, en sus correrías periódicas, ni en dar pródigas limosnas como cualquier hijo de un potentado tenía ambiciones de ser exitoso.

De acuerdo con los relatos, fue en un viaje a Apulia mientras marchaba a pelear, cuando durante la noche escuchó una voz que le recomendaba regresar a Asís.Empezó a mostrar una conducta de desapego a lo terrenal. Un día en que se mostró en un estado de quietud y paz sus amigos le preguntaron si estaba pensando en casarse, a lo que él respondió: Estais en lo correcto, pienso casarme, y la mujer con la que pienso comprometerme es tan noble, tan rica, tan buena, que ninguno de vosotros visteis otra igual. Luego se supo que la dama a quien se refería era la Pobreza.

Tomo parte de su patrimonio familiar, ganado y bienes, y llevándolo a una tierra lejana intentó donarlo a un sacerdote. Su padre, en desacuerdo con la nueva conducta, le reprendió severamente, tanto que lo encadenó y lo encerró en un calabozo. Al ausentarse el airado padre por los negocios, la madre lo libró de las cadenas. Francisco se sometió al llamado de la autoridad eclesial. Ante el requerimiento de devolver el dinero frente a su padre y al obispo de Asís, de nombre Guido, no sólo lo hizo, sino que se despojó de todas sus vestimentas ante los jueces, proclamando a Dios desde ese momento como su verdadero Padre. Ante esto, el obispo lo abrazó y le envolvió con su manto.

En febrero de 1208, tuvo su revelación final cuando escuchó estas palabras del evangelio: No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengan a visitar a conocidos... Así, cambió su acomodada vida por otra austera y dedicada a la prédica del Evangelio. Después de someterse a las burlas de quienes lo veían vestido casi de trapos, ahora su mensaje era escuchado con atención, y al contrario de otros grupos reformadores de la época, el suyo no era un mensaje de descalificaciones ni anatemas.

Bajo la pobreza que Francisco predicaba y pedía, los frailes hacían sus labores diarias atendiendo leprosos, empleándose en faenas humildes para los monasterios y casas particulares, y trabajando para granjeros. Pero las necesidades cotidianas hacían la colecta de limosna inevitable, labor que Francisco alentaba con alegría por haber elegido el camino de la pobreza.

Antes de 1215 el número de frailes se había incrementado, no sólo en Italia sino en el sur de Francia y en los reinos de España. Viajaban los franciscanos de dos en dos y convivían con la gente común; además, establecían ermitas en las afueras de las ciudades

Cerca de 1224 oró para recibir dos gracias antes de morir: Sentir la pasión de Jesús, y una enfermedad larga con una muerte dolorosa. Después de intensas oraciones, el mismo Nazareno se le presentó, crucificado, rodeado por seis alas angélicas, y le imprimió las señales de la crucifixión en las manos, los pies y el costado; posteriormente, sus hermanos vieron los estigmas de Francisco, que él conservó por el resto de su vida.

Afectado por su enfermedad y el sangrado constante de sus heridas, su salud se fue deteriorando. De acuerdo con su último deseo, fue encaminado a la Porciúncula, donde se estableció en una cabaña cercana a la capilla. Murió el 3 de octubre de 1226 a la edad de 44. Al día siguiente, el cortejo fúnebre se encaminó hacia San Damiano y después a San Giorgio, donde fue sepultado. Fue canonizado en 1228. Sus restos se encuentran en la Basílica de San Francisco en Asís.


Pregunta del día: ¿A que se debe la tan conocida imagen de San Francisco y otros frailes con manos y pies escondidos dentro de sus hábitos?

Envía tu respuesta a culturaen10@gmail.com. La mejor contestación será publicada junto al nombre de su autor en el blog mañana a la tarde. A investigar!!

y la respuesta es... 

Francisco -al igual que otros santos estigmatizados- hizo todo lo posible para ocultarlos a la vista de los demás por considerarse indigno, no del dolor que sentía, sino de ser portador de las señales de la Pasión de Cristo. Por eso, fue desde entonces con las manos metidas entre las mangas del hábito, y con los pies cubiertos por medias y zapatos.

Gracias Julio Narave por tu respuesta! Espero sigas investigando!
Saludos del equipo de Cultura en 10.

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